Los dioses de la Grecia antigua vivían en la cima del monte
Olimpo, el pico más alto de toda Grecia. Más tarde, la morada fue concebida
como ubicada en los cielos. Desde el Olimpo los dioses ejercían su vigilancia
sobre el mundo, pero también amaban, luchaban... o se dedicaban a entorpecer la
vida de los mortales de acuerdo a su voluntad.
Zeus o Júpiter es el señor del cielo y de la tierra y ejerce
su dominación sobre multitud de dioses y seres inmortales, de los cuales, los
más importantes son:
Afrodita o Venus,
Ares o Marte,
Artemis o Diana,
Atenea o Minerva,
Demeter o Ceres,
Dionisio o Baco,
Hefesto o Vulcano,
Hera o Juno,
Hermes o Mercurio,
Hestia o Vesta y,
Poseidón o Neptuno.
Hades o Plutón, hermano de Zeus, es el señor del mundo
subterráneo. Estos dioses olímpicos son los sucesores de una generación anterior:
Gea o Madre Tierra, fue la primera diosa y engendró la
estirpe de los Titanes junto a su hijo Urano. Los Titanes, con Crono a la
cabeza, se ocuparon de destronar a Urano, los que a su vez, fueron vencidos por
sus propios hijos, liderados por Zeus, hijo de Crono.
Tras la muerte de los Titanes, Zeus y sus hermanos, Poseidón
y Hades sortearon al azar quién habría de reinar sobre los cielos, los mares...
y el mundo subterráneo.
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